jueves, 25 de mayo de 2006

A liar To love

"Los dias se hacen largos
y el tacto de tu mano
aún no se evapora."


"Tú eres alguien que está fuera mirando hacia dentro,
alguien que dice: sólo te harán daño los dioses en que crees,
la locura de Hölderlin es un tigre entre las palomas.
El cielo cabe en una de tus manos y en la
otra mano llevas la rueda de los días."


“¿Por qué te interesa tanto el boxeo?”, le preguntan a un personaje en un libro de Ray Loriga. “Porque los boxeadores no pueden dejar de ser honestos. Los demás, sí”.


MINE, the word is out

and out is the truth

un univited guest to soothe...

lunes, 22 de mayo de 2006

Certezas y perplejidades de dormitorio

Dormitorio y nada
(en felicidad primera)

Perplejidades
Los errores necesarios
Te estoy escuchando
al amanecer
(en mi Felicidad tercera)
(que en certezas se apoyan…)
(en Felicidad Segunda)

A puerta cerrada
(en Soledad última)




Espera. Cuando salgo del dormitorio me detengo y vuelvo mi perpleja cabeza de Lázaro. Allí estuve yo donde dormí cien años, sin fumar, ni cambiarme de ropa,
sumergido en la negación, sin culpas, aguas abajo,
puro bulto fisiológico, montón tan impolítico que, no sé,
a lo mejor daba gusto.

Un mínimo de fe para buscar a tientas la camisa más despierta. Una especie de convicción para sentirme apto. En la oscuridad menguante, el dormitorio huele a existencia en bruto, a ropa fría, a zapatos caídos con toda la neura encima. Esto insiste en tener algo que ver conmigo.

Considere usted cómo enternece el error del joven poeta que supone en su cabeza los laureles más genuinos de la época; del mismo modo el hombre que llegó aullando a la comisaría suponía que toda la justicia del mundo se concentraba allí para ocuparse de su caso.
Piense que en certezas de ese tipo se apoya el movimiento de la historia,
el principio y el fin de los años,
el régimen de los ríos y las dinastías del poder.

Escucho tus movimientos en la habitación contigua; tu respiración bajo la luz menguante,
cómo revuelves cosas hurgando entre papeles, objetos que ceden a tu mano libre.
Una existencia en firme, imbatible, maciza, bien resuelta y continua.
Mi perplejidad de este lado de la pared, alimentada por tu rumorosa pulsación.


Desde la calle los ruidos ciegos y la jadeante respiración de la materia manufacturada suben con sus propias razones para vivir.
He allí lo espumoso, la tierra triunfante que apenas me concierne.
Pero la camisa ya pierde su inocencia,
reclama relaciones y el perpetuo fracaso de la identidad
en el amanecer de este día laborable.

Si el misterio nos separa como una lámina traslúcida
¿cómo creer en la indiferenciacon
que el universo te deja en libertad?

Allí la esperanza está fuera de cuestión pues se trata de otra cosa,
mientras usted sueña o se muerde los puños, escupe su bilis y no está seguro de nada.
Pero no se pregunte en qué equivocación ponen los pies para andar sin caerse.
Ellos sostienen que nada justifica el mundo sino sus propios
delirios personales.
Y deben estar en lo cierto, a menos que ese mismo mundo esté allí
sin
finalidad alguna.

…La realidad privada paraliza su regreso al viejo desastre,
a la recurrente y oscura oportunidad.
¿Qué clase de verdad hay en esa negación?
¿Qué mano de la época pone las opciones individuales en punto muerto?
En el cerebro cerrado circula un gemido que nos retiene al borde de
la respiración universal del día.

Desconocido espacio, mi medida. Qué más da ser oscuro, no abordable.
Cada mentira, cada salivación no envenenan otro cuerpo
que aquel que la segrega.
Sumergido lenguaje.Insondables materiales de uno mismo.
Qué importa no abrirse en retórica descifrable,
si año tras año voy componiendo líneas
que nadie palpa rastros de baba contra natura.

jueves, 4 de mayo de 2006

Lenguaje común

Luis García Montero escribe en Málaga este poema, que incluye en su libro Habitaciones Separadas, publicado en 1994:

AUNQUE TU NO LO SEPAS

”Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...


Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.


También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.


Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.


Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.”


Ese año conoce a Almudena Grandes, que introduce el relato de “el lenguaje de los balcones” de Modelos de Mujer, con unos versos de este poema. Ella le dedica su libro siguiente, en 1996:


«A Luis, que entró en mi vida
y cambió el argumento de esta novela.
Y el argumento de mi vida
».


Quique González elige el poema para hacer una canción, que da a Enrique Urquijo, quien la incluye en su nuevo disco con su grupo, que se llamará Desde que no nos vemos (1998):

Aunque tú no lo sepas,
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.

Aunque tú no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.
Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja,
fría cuando te marchas.

He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
o me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas
nos decíamos tanto
con las manos tan llenas
cada día más flacos.

Inventamos mareas,
tripulábamos barcos,
encendía con besos
el mar de tus labios
y toda tu escalera”.

Ese año, un director debutante Juan Vicente Córdoba, leyó el relato de Almudena y lo eligió como argumento para su película, que dirigió en 1999, Aunque tú no lo sepas:

Lucía, una mujer de unos 40 años siente un vuelco en el corazón al cruzarse por casualidad con un hombre, Juan, en unos grandes almacenes. Sin dudarlo decide seguirle hasta su casa, la misma casa donde, veinticinco años atrás, mientras el franquismo daba sus últimos coletazos, Juan vio por primera vez a Lucía y se enamoró. Entonces tenían diecisiete años e inventaron un lenguaje común a través de los balcones.

Cuenta Almudena que cuando Luis y ella escriben, lo hacen en la misma habitación, cuidando que no se mezclen el verso y la prosa, separados por un balcón. Dice que quizás siempre se estuvieron buscando…

la búsqueda
(la encontré en un espejo del otro lado)

llevas días buscándome
por este laberinto sin sentido ni forma
que te lleva a saltar
de casa en casa ,de planeta en planeta .


te encontraré, me has dicho.
no será fácil
entre tanta palabra malherida,
tanto amor , tanta ausencia.


no son verdad los ojos
pero puedes hallar
entre la pobre hilera de letras encharcadas
la lluvia de esta tarde .


hay pistas sin embargo
para un buen detective como tú.


el recorte de una vieja fotografía ,
el adjetivo en el centro de un verso,
la referencia a un paisaje
que sólo tú y yo conocemos
o el sonido de un nombre ,
una voz abandonada a su suerte.