domingo, 27 de marzo de 2011

Viejos trucos

No sé si es el cumpleaños amenazante o el domingo nublado, pero he pensado que si pongo esta canción la sacaré de mi pensamiento, hoy obsesivo y recurrente sobre el año en que salió este disco, el mismo de mayoría absoluta del PP. Algo anda mal cuando los banqueros le piden a ZP que se calle, y se siente, que le van a dictar las reformas urgentes que hay que acometer y los asuntos en que se tiene que centrar. Tan grotescos los tirantes rojos.

sábado, 19 de marzo de 2011

Ray, Quique y la pistola


Ray Loriga en imagen, Quique González en audio. Rarezas del youtube. Curiosamente la pretensión de las imágenes de "la pistola de mi hermano" puede con la canción y la convierten toda ella en puro Ray (siempre pretensioso Ray, siempre maravilloso Ray).

(Esta canción está en otro post, cantada en directo, y parece otra canción, otra intención, incluso lo de las "manos manchadas de navidad" se perdona, aquí adquiere una fuerza que ni Ismael Serrano en lo + Plus)

jueves, 10 de marzo de 2011

Tan cerca de mi...

-Joder, ahora si te quiero despedir, a ver a quién engaño para que lleve todo eso...

...Palabras de un jefe (que podría ser el mío) a una empleada (que el considera una súbdita) ...en una época en que los caciques se pueden permitir decir en alto sus pensamientos

Peligrosos tiempos...

domingo, 6 de marzo de 2011

Y a ti, ¿quién te ha recomendado ese color?

Me había olvidado de por qué no voy a la peluquería, normalmente este olvido dura unos seis meses. Lo que alimenta este círculo vicioso.

Lo primero es la cola. Tengas o no hora, hay que esperar. Ella te dice cinco minutos que son cincuenta con suerte. Te lavan el pelo y empieza un muy cristiano viacrucis de sufrimiento y penitencia. Que no te cuidas el pelo, que está apagado, partido, quemado, deslucido (no, ahí me he pasado, deslucido no, no conocen el término). Que necesitas un tratamiento urgente, que lo pide el pelo a gritos (afortunadas quienes oyen al pelo gritar).

Lo que eran cinco minutos y treinta de lavado y corte ya son dos horas de espera, charla y tratamiento. A esto se suma que una desconocida a la vez que te tira del pelo le comenta a la de al lado lo fatal que lo pasa con tu pelo, como si tú no estuvieras. (Peor aún, como si te conociera).

Llegas por fin a un sillón delante de un espejo. Esto parecía el fin de tu sufrimiento. Piensas: "Ahora me lo cortan, yo le digo que no me peine y me voy". No va así. Llega una tía (perdón, técnica esteticista) que te comenta que el pelo lo han salvado de la muerte, que lo han traído del más allá, y que a ver cuánto te tiene que cortar para sanar eso. Tú le dices: corta, corta. Y ella: ¿seguro?. -Sí, si. -Con tal de salir de allí.

Entonces empieza la charla, la de qué tal el trabajo, vas a ir a los carnavales, por qué no te pones la mascarilla que venden alli mismoo, (que por casualidad no tienen, pero les queda otra, mucho mejor, pero mucho más cara). Y tú empiezas a recordar, te acuerdas que eso pasó la última vez, y que ¡te la compraste!, y que está vetada porque te dejó el pelo graso, a ti, que tu abuela decía que tenías un estropajo en la cabeza (aquellos tiempos en que eras rubia incluso)

-Oye, pero ¿cuánto me has cortado? pero ¿esto no encoge ahora cuando se seque?...
-Tú lo tiene ondulado, ¿verdad?
-Sí, me extraña que no te hayas dado cuenta.
-Hay una crema muy buena para tu pelo, no la tengo aqui...
-Ya te dije que me compré la mascarilla y...
-Digo la crema, que es muy buena, porque no te cuidas el pelo mi niña, necesitas un trat...
-¿CUÁNTO ME HAS CORTADO? ¿TODO ESE PELO DEL SUELO ES MIO?
-Jiji, ya te veía yo muy valiente, ahora lo enparejo y ya está.

Y cuando ya crees que todo ha pasado, y te da igual, sólo quieres salir por dios, salir de alli... Empieza la última etapa.

-Entonces, ¿no te lo peino?
-No.
-Se te va a quedar mal.
-Pero es que yo no voy a hacer ese trabajo cada día.
-Para presumir, hay que sufrir.
-Eso decía mi abuela
-Pues tenía razón, deja que te lo peino, así vas bien por un día.

Y cuando te rindes y crees que sólo queda peinártelo, y saldrás de allí, y no volverás nunca, nunca más...

-Mira, y... ¿no quieres darte un color?
-¿qué?
-Es que lo que no te va es el color, ¿quién te lo recomendó?
- ¿qué?
- ¿Te lo recomienda alguien?
- Pero ¿hay gente que se dedica a eso?
- Claro muchachaaa. A ti lo que te quedaría bien es un rubio ceniza.
-El que llevan todas las de la peluquería dices.
-...
-¿O ese se llama rubio de bote?
-Bueno, si no te gusta, está el rubio, cobrizo.
-Yo me pongo un baño de color.
-Pero eso no tiñe las canas-
-YO NO TENGO CANAS.
-Jaja, pues que suerte.
-Tengo prisa, otro día.
-Te pongo en la agenda para el miércoles.

Y antes de que puedas irte, cuando estás apuntada para volver el miércoles y todas sabemos que no irás (yo creo que hacen como que te apuntan, por eso todas tenemos que esperar al llegar). Te dice:

-Mira que fácil. -Mientras hace un movimiento con el cepillo ese redondo y el secador.
-Ya.
-¿Tú no sábes hacer esto?
- ¿QUÉ?
- Digo que si no sabes...
- Yo... claro. -Pero lo que le quieres decir es: ES UN PUTO CEPILLO Y UN SECADOR. NO ES QUE NO SEPA, ES QUE NO VOY A HACER ESE TRABAJO CADA DÍA. Si lo hiciera, NO HABRÍAN PELUQUERAS.
-Pues eso, a sacrificarse un poco mija.
-Eso decía mi abuela.
-Pues tenía mucha razón.

Hija de puta.

miércoles, 2 de marzo de 2011