domingo, 7 de noviembre de 2010

La propiedad intelectual de González

Sale hoy una entrevista de Felipe González en el País. Juanjo Millas la reconoce como un fracaso, Felipe tienen un discurso tan arrollador que no se puede comprimir en un genero periodístico. Tengo que decir que toda la entrevista fallida merece la pena, y que estoy completamente de acuerdo en todo el discurso, el vital (nunca le importo el dinero dice, y es creíble. Ni la vejez, pero cada vez más le interesa el alcance global de la economía y de la tecnología) y el político (sobre la banalización del discurso de las ideas en pos de la demagogia y la simplicidad, caso práctico: Obama vs Tea Party). Pero tampoco se libra Obama de haber querido simplificar su discurso antes de llegar al poder (dice González que lo que se ve es sólo una quinta parte de lo que se mueve en el interior de la política, y que el ingenuo Obama pensó desde fuera que en 10 meses cerraría ese “horror” llamado Guantánamo, y ni toda la legislatura le dará para ello debido a la complejidad de la red de seguridad del país.

De todas las respuestas, (hay algunas más impactantes y se pueden leer en la web del País) he extraído esta ante la pregunta: ¿Cree usted que hay alguna posibilidad de que los seres humanos se puedan relacionar en una estructura distinta de la del mercado?

-Sin duda, hay esa posibilidad, de hecho, ha habido muchos ensayos y los seguirá habiendo. Lo que ocurre es que si interpretas el mercado en los parámetros en los que hoy se habla del mercado, no puedes percibir algo que es elemental, pero que no lo relacionamos con ese concepto. Entre las libertades básicas del ser humano, una de ellas es la de la iniciativa económica. Es decir, yo tengo la iniciativa, hago lo que quiero respetando los límites de la ley y a los demás. De la libertad económica surge el mercado. Si cercenas la libertad de iniciativa económica, estás cercenando una de las libertades -no sé cuán importante es- del ser humano. A mí, por ejemplo, me produce muchísima más inquietud que consagremos el derecho a la propiedad como un derecho inviolable, y que menospreciemos que la propiedad más noble que existe (y que cuando te la quitan, para entendernos, es más alienante) es la propiedad intelectual. La propiedad de la tierra o de una fábrica está bien, y el que se proteja ese derecho de propiedad me parece muy bien, pero que se menosprecie la propiedad intelectual me parece mucho más inquietante. No digo que no pueda existir una organización de la sociedad sin mercado, pero no veo un sistema en el horizonte (realmente el Estado-nación es una creación temporal y por tanto puede cambiar), algo que sea una sociedad en la que se elimine la libertad de iniciativa económica de los seres humanos, que es lo que produce el mercado. Me parece una libertad tan básica como la libertad de creación, de expresión, de organizarte con los demás. Lo que pasa es que como nunca enfocamos el mercado así, siempre lo vemos como una abstracción que está fuera de nosotros. Creo en la economía de mercado y no en la sociedad de mercado, eso es lo que quería expresar. Está en el documento que presenté en la Internacional Socialista de 1999. Y lo que estamos viviendo es una totalización del concepto de mercado que incluye a la sociedad en su conjunto. Si observas la realidad post muro de Berlín, lo que homogeniza al mundo es la aceptación de la economía de mercado, con sus excepciones como Corea del Norte o Cuba, pero nada más.