domingo, 25 de julio de 2010

Y todo lo demás tampoco

¿Qué pasa por la mente de un redactor de deportes de la Sexta? ¿Por qué acabo de escuchar a Nira Juanco decir: "sabemos que es difícil pero también no imposible"? . No sé si esto me indigna sólo o tampoco sí por aburrimiento...

Estaba leyendo el reportaje de los Diarios de Escritores de El País, Tolstói escribió: "Si no hago nada mañana me suicido"... Sólo leyendo el titular uno pensaría que por aburrimiento...

En el baño, por no leer las instrucciones del Listerine otra vez, tengo La inteligencia fracasada de Marina. También lo he leído muchas veces, con Marina me pasa lo que ha Picasso con Dalí, Marina identifica las claves, yo también, Marina parece interesado en ser didáctico más que otros, yo también, Marina parece muy interesado en ser-parecer católico, yo tampoco.

Marina habla del aburrimiento, cita a Virginia Woolf: "a la gente le gusta sentir, sea lo que sea". No hay nada peor que la anestesia afectiva, y luego cita un par de desastres humanos remitiendo al aburrimiento como causa, un avión que al recoger su caja negra se puede escuchar al piloto aburrido diciendo que qué pasaría si tiran de esa palanca, o la hipótesis más arriesgada de que lo de Chernóbil fue una manipulación no autorizada de alguien que se aburría. (Marina se escuda en un libro de unos periodistas americanos que mantiene esa idea, no vaya a ser que parezca poco fundada).

Respecto a sentir lo que sea, cita Marina a Walter Riso, y sus libros (confieso que lo he leído y no también por aburrimiento), derivados todos de su teoría del apego, que no es suya, es siempre compendio. La primera vez que hablé con Borges me dijo que era iconoclasta, no conductista, después de un año aún no encontré la amalgama que pudiera justificar que no era un conductista moderado por una hora menos y dos teorías más que los demás sobre la bisexualidad.

Y resulta que cuando uno se calma y lee lo de Toltói recuerda, como nos enseñó seguramente Vila-Matas, que era un jodido obsesivo. Al estilo de Grace en Dogville, un tipo obsesionado con la perfección, y algo más importante, con la humildad asociada a ella.


"Mi principal error… es que he confundido el perfeccionamiento con la perfección. Hay que empezar por conocerse bien a uno mismo, conocer sus defectos e intentar corregirlos, en lugar de proponerse como meta la perfección, que no sólo es imposible de alcanzar en un punto tan bajo como en el que estoy, sino que… te priva de toda esperanza de poder alcanzarla." (Diarios de León Toltói).


Pero es que Tóltoi no estaba aburrido, estaba aburrido de jugar con su propia madeja, de la no interacción también por tampoco. Toltói se daba cuenta de los valores que no tenía, de la filantropía desde su Castillo, de su Atalaya soberbia. Pero por radicales estos seres no ven el matiz, o valores absolutos o muerte, esto nos pasa tanto y con un par de naranjas del mar recetadas por un Borges no ciego también.

"Estoy firmemente decidido a dedicar mi vida al prójimo. Me lo digo por última vez: si en tres días no hago nada para los demás, me mato."

...Y dos días después:

"Si no hago nada mañana, me suicido."

Y se suicidó haciéndose aburridamente católico, acérrimamente vegetariano. Convencido que la mayoría de los hombres sin moral eran felices por inconsciencia. Por lo menos Grace se permitió la justicia poética de matar simbólicamente a los hombres. Ambos querían alejarse de la masa pero no encontraron esa difícil posición incómoda de la humildad del ser superior.

El problema de Grace, y el de Toltói, es que no fueron a por naranjas al mar, demasiado serios, aburridos, perdidos en el laberinto construido por ellos mismos para no aburrirse, el sufrimiento del perderse tan creado para sentir algo que hasta obvio resulta. Y no lo digo yo, esto lo dice Cortázar de los grandes escritores antes del boom, demasiado encantados de su laberinto. (No vaya a ser que parezca esta idea mía, y por tanto no también poco fundada).