domingo, 4 de junio de 2006

La lluvia que llueve en 62...

(O lo que lleva el (otro) rio de la realidad )


"Chiapas quiere ser un centro de resistencia contra la infamia y la estupidez, y en eso está. Y en eso estamos, o quisiéramos estar, los que nos hemos enredado en las discusiones de estos días. Aquí, en esta comunidad llamada La Realidad, donde falta todo menos las ganas, cae la lluvia a todo dar...



En Chiapas hay un hotel
Km. 1 de la carretera que lleva a Ruinas
se llama a la vez Cabañas y Safari
y es una colección de lo primero
no sé de lo segundo...









Allí el hule es natural
y cuelga entre un "árbol que llora"
caoutchouc
y otro
prensado en tiras...





En Manatí se encontraron objetos-ofrenda
a los espíritus del agua...
al descubrir el hule, hace 3600 años
los olmecas de Manatí pensaron que se trataba
de un receptáculo de energía,
por su capacidad para "almacenar"
el movimiento...





Tal vez todo lo que llamamos espíritu es el movimiento de la materia”,
escribía Malevich en 1922.



"Entre mis papeles guardo un plano de la ciudad al que he ido agregando detalles, plazas, el canal del norte, a medida que mis sueños se iban internando en ella. El poema que figura en la pagina 32 del libro es una síntesis de mis sueños de la ciudad, de su recurrencia abominable, de ese andar hacia una cita jamás cumplida, de esas torpezas incontables en un hotel de habitaciones vacías. Cuando me ocurrió el episodio en el restaurante Polidor, la ciudad se incorporo por derecho propio a esa aglomeración de elementos que me impulsaban a intentar la novela y, como mucho de lo que he escrito en mi vida ha sido siempre una especie de exorcismo, llegue a esperar que el libro me liberaría de la pesadilla de la ciudad. Y mientras escribí la novela nunca soñé con la ciudad; pero cuando la termine, pocas semanas después, volví a bajar y he vuelto a bajar varias veces. Hace pocos días estuve en ella otra vez. Vi la calle de las aceras altas, el brillo lejano del canal del norte; ahora se que la ciudad seguirá siempre en mi y que si Helene llego por fin a su cita, la mía esta también agazapada en un desenlace, porque solo mi muerte acabara algún día con la ciudad"



...«lejos de ignorar la naturaleza individual del hombre o de perder la nota humana, el arte puramente plástico es conciliación de lo individual con lo universal»,
dejó escrito Mondrian antes de morir.



En Viena hay una casa llena de cuernos de animales, en la antigua Schulerstrasse,
vía que continúa hasta llegar al Danubio.
Perdido está el Hotel del Rey
de Hungría.
El río de sangre derramado por
los templarios bajó por toda la calle,
por la que subió Frau Marta
hasta perderse en la Casa del Basilísco.


Van a hacer 6 años de la inaguración,
el Puente del Milenio...
donde tuvo lugar un extraño fenómeno de sincronía
entre los pasos de todos los viandantes,
produciendo un movimiento ondulatorio
similar a la "frecuencia natural del puente",
parecía almacenar el movimiento...
al otro lado
se cruza a la Galería Tate Modern,
donde Marrast reunía a su grupo
de Neuróticos Anónimos...
Hoy espería su piedra de hule
desde el puente reinaugurado.




El Pont des Arts, de la casualidad
o las causas mágicas,
de Juan y Hèléne,
de Oliveira y la Maga...
Al fondo una de las dos islas que forma el Sena:
La Ile de la Cité,
La Isla de la Ciudad...
al otro lado


se cruza al Museo del Louvre,
sonríe atacada por un neurótico,
tras ella un rio sinuoso,
dicen que era el propio Leonardo,
que se pintó hija de dios
o mujer de mercader de Florencia.


...El estrépito de la lluvia no deja oír las voces, que a veces son ponencias de plomo o discursos de nunca acabar, pero mal que bien nos vamos entendiendo en la tronadera, porque bien valen la pena la voluntad de justicia y la luminosa diversidad del mundo. Y mientras tanto, como diría aquel lugareño de San Cristóbal que quizá se llama Julio, está lloviendo mañana la lluvia que llueve y llueve y llueve".


Eduardo Galeano
Crónica de Chiapas. 1996

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este fin de semana anduve por mi ciudad. No sé cuánto tiempo pasó. Creo que al principio tomaba cafés y buscaba sombra y luego el ron y los empujones. Aquellas empedrados del barrio gótico salpicados de italianos me arrastraron a Malpaso. Walking around, walking around. Leo tu post con la Rayuela primitiva de Josep aún en mis manos, el zapato empapado por la alcantarilla que se suma a la fiesta del retrete y Kline que discute con tu Mondrian en Els Quatre Gats.
Me pregunto el porqué de mi exilio, si aquellas aceras eran de verdad las de mi ciudad, las altas, o si lo que busco es mi puente de Alina Reyes vestidito de Des Arts. Esta ciudad de lluvia insiste en pasearse por mi semana.

Anónimo dijo...

quien es este tipo?