domingo, 27 de marzo de 2011

Viejos trucos

No sé si es el cumpleaños amenazante o el domingo nublado, pero he pensado que si pongo esta canción la sacaré de mi pensamiento, hoy obsesivo y recurrente sobre el año en que salió este disco, el mismo de mayoría absoluta del PP. Algo anda mal cuando los banqueros le piden a ZP que se calle, y se siente, que le van a dictar las reformas urgentes que hay que acometer y los asuntos en que se tiene que centrar. Tan grotescos los tirantes rojos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la inminencia del cumpleaños, ya lo sabes.
Si fueran solo los tirantes, pero pasear con ese desparpajo la calva, también resulta molesto.

Anónimo dijo...

Lo peor es que se acerca Mayo.

Anónimo dijo...

Música de fondo

Llega el momento de decir la palabra
y se la deja fluir, se la ayuda
a resbalar entre los labios,
anclada ya en sus límites de tiempo.
La palabra se funda a ella misma, suena
allá en el corazón del que la habla
y trepa poco a poco hasta nacer
y antes es nada y sólo una verdad
la hace constancia de algo irrepetible.

Súbitamente esa palabra aumenta
el hallazgo caudal de la memoria,
boga sobre los hombres que la escuchan,
gira anhelante entre vislumbres
y se alza más y más y se perfila, pule
sus bordes balbucidos, se nivela entre sueños.

Después inicia su holocausto.
Función de amor o de vileza,
la palabra se gasta en los oídos,
puebla sus márgenes de brozas,
se torna vana, amago de un aliento,
oscuridad final y sin sentido.
Está cayendo ya hecha pedazos.
Rescoldos sumergidos, restos
de rescates sin fondo, flota y flota
sobre las intenciones proferidas,
entre el silencio de las conjeturas.

Es nada la palabra que se dijo
(no importa que se escriba para
querer salvarla), es nada y lo fue todo:
la música del mundo y su apariencia.

J.C.Bonald

felicidades... ;)

Ladybug dijo...

No sé si sabés o recordás que escribí una vez sobre esas palabras, las que no caen, las que se quedan, y no conmovidas a mirarnos sino en espera, como traspuestas, ahi, tras nosotros, en la escalera.