"¿recordarte? Sí, tú, pobre espectro, mientras la memoria conserve asiento en esta esfera enajenada: ¿recordarte? Sí, de la tabla de mi memoria, borraré todos los recuerdos triviales y necios, todos los dichos de los libros, todas las formas, todas las impresiones pasadas y la observación; y sólo tu mandato vivirá en el libro y el volumen de mi cerebro, sin mezclarse con materia más baja"
Hamlet. Acto Primero. Escena V.
"Al lado del Cerro —aunque ese Cerro no tenía lado, se llegaba de golpe y nunca se sabía bien si ya se estaba o no, entonces más bien cerca del Cerro—, en un barrio de casas bajas y chicos discutidores, las preguntas no habían servido de nada, todo se iba estrellando en sonrisas amables, en mujeres que hubieran querido ayudar pero no estaban al tanto, la gente se muda, señor, aquí todo ha cambiando mucho, a lo mejor si va a la policía quién le dice. Y no podía quedarse demasiado porque el barco salía al rato nomás, y aunque no hubiera salido en el fondo todo estaba perdido de antemano, las averiguaciones las hacía por las dudas, como una jugada de quiniela o una obediencia astrológica."
Hoy a las diez Horacio subió el Mont des Arts y tras ver que con el punzón no alcanzaba a borrar la R que le sobrara hace ya 46 años pidió visitar la antigua casa de Magritte como él la recordara de sus viajes por este siglo surrealista. Reunió a un grupo invitado de Neuróticos Anónimos en el patio y les pintó una Rayuela, ellos agradecieron como si comprendieran. Luego invitó a Lucía a elegir el cuadro que más le gustara de los de la casa, se lo llevaron sin pensar que lo tasarían en cuanto corrieran cuadro y punzón en mano; dicen que era una pistola, algo tenían que alegar por haberse quedado jugando en el patio, ese cuadro no era de nadie.
Leo en el Blog de Jenesaispop que Leonard Cohen se desmayó a la cuarta canción del concierto de anoche en Valencia. Dicen que fue una indigestión, otros que fueron los casi 75 años. Llevo tiempo queriendo poner esta versión de Famous blue raincoat, y al leerlo he pensado en un tema recurrente que alguna vez ha salido por aqui y es el principio de La vida exagerada de Martín Romaña. Cohen se retiró hace años a un monasterio budista (en California) y se rebautizó, (ceremonia budista-civil) como Jikan Dharma (hombre silencioso). Estuvo en silencio tres años (yo creo que sentado en un sillón Voltaire).
Mi nombre es Leonard Cohen y ésta es la historia de mi crisis positiva. Y la historia también del impermeable azul. Y la historia además de cómo un día necesité de un monasterio rojo para continuar la historia del impermeable azul. Todo, en un sillón Voltaire. Una silla a la melancolía.
A ver si esta noche me falta la silla para no mojarme. No quiero seguir negando la mala racha, todos problemas de mi capacidad de olvido, de no existir siempre podría pensar que las hubo peores, que de ellas salí con banderas rotas, y que la verdad se escribió ella sola con Mayúsculas. Olvidé a lo que venía al mundo del que quería bajarme.
Lo despacio que pasa el tiempo mirando una llamada que no vas a descolgar, no será Señor el mismo tiempo que,no será la lluvia de la maleta la misma que está lloviendo ahora. El miedo que busca sus razones hasta que deja de sonar, hasta que encuentra el discurso del disfraz. Sobretodo algo que no se entienda, que se pase por aqui y no sepa, que nisiquiera yo sepa lo que trama el miedo.
No es para levantar una mala noche de estas de viernes leeeento peero he visto que por ahi me han copiado, me ha hecho gracia, no tenían ni idea de lo que hablaba, han hecho un cortar pegar que se entiende aún menos que el post original (si eso fuera posible), pero a uno le hace gracia ser copiado y malentendido todo a un tiempo, no deja de ser esa idea un halago ajeno, muy ajeno.
Y volviendo al a ver si esta noche me salva la literatura, que en eso está y no tengo que salir a la noche a buscar mi silla, y mi verdad, y mi destino, y mi causa mágica, y mi agonía básica, y mi soledad, y mi bandera, y mi disfraz, y mi miedo que me espera y no tiene prisa. Y si se escribiera esta noche la negra noche sería de otro color y tendría la letra de una canción, que buscándola, Desnuda y con sombrilla, me ha salido otra, que se ajusta tanto a la verdad de este post, que ni que la literatura me estuviera consolando con causas mágicas.
En el borde del camino hay una silla, la rapiña merodea aquel lugar. La casaca del amigo esta tendida, el amigo no se sienta a descansar. Sus zapatos, de gastados, son espejos que le queman la garganta con el sol. Y a través de su cansancio pasa un viejo que le seca con la sombra el sudor.
En la punta del amor viaja el amigo, en la punta más aguda que hay que ver. Esa punta que lo mismo cava en tierra que en las ruinas, que en un rastro de mujer. Es por eso que es soldado y es amante, es por eso que es madera y es metal. Es por eso que lo mismo siembra rosas que razones de bandera y arsenal.
El que tenga una canción tendrá tormenta, el que tenga compañía, soledad. El que siga un buen camino tendrá sillas peligrosas que lo inviten a parar. Pero vale la canción buena tormenta y la compañía vale soledad. Siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas la verdad.
Me acuerdo de Borges diciendo que me dejaba su móvil por si por la noche me daba por hacer alguna tontería. Le daba la impresión de que mi melancolía era, más que una enfermedad literaria, una de las formas de mi psicosis, la que me iba a derivar a otros tratamientos, donde "los objetos toman características de totalidad". Resultó que más que melancolía era solo querencia. Querencia por lo melancólico en su totalidad, afán de eternidad enamorado de la fugacidad de las cosas. Esto nunca me lo dijo claro, lo fui intuyendo gracias a la literatura. Hoy los objetos han tomado posiciones de síntesis, yo los he visto resumiendo algo, aunque no sea mi carácter ni mi costumbre lo he simplificado para contarlo...
La melancolía que hay en mi casa no es por el viaje próximo, no es por los días que la nevera lleva vacía, no es por las frases que cuelgan de las paredes, no es por la luz tenue de esa lámpara azul, no es por la invasión de credenciales, no es por el balcón ausente, es, seguro, por esa ropa tendida… que son sólo pijamas.
Los autores de la canción son profesores de Universidad de Zaragoza. Jose Luis Rodríguez García. ((Panfleto contra la monarquía: sobre la inutilidad de los reyes (2006). La Esfera de los Libros)). Y Gabriel Sopena Genzor, que produjo su primer disco, y estudia marcos ideológicos y religiosos celtíberos, nada más surrealista.
Así en este camino inverso recorrido desde un CD que me envió Morfeo a una dirección ahora inventada, (tengo la intuición Fernando de habernos encontrado en la blogosfera, siendo ambos otros), llegué de Ismael a Quique, desde aquel programa de Canal Plus en que Quique parecía un ser luminoso y esperanzador al lado del político y nada surrealista Ismael, desde Quique reapareció Fito Páez, y con él otra vez Sabina, pero no era Sabina el de antes, sino Vila-Matas en un París reinventado por la ironía, en que uno podía encontrar a Samuel Beckett en el Jardín de Luxembourg, y yo me lo creo, me creo el encuentro de Borges con Borges, me creo que cada vez que Beckett pasaba una página podía temblar el Jardín entero, más, podía bifurcarse en senderos, en decisiones que uno debe tomar solo, siendo "la desesperación tan grande que ni palabras(...)" Y luego era el estilo decir si nevaba, aunque fuera nieve de mentira. Una mariposa de cartón a una dirección que eran todas las direcciones, un cultivador de Orquídeas que espera sus cajas mientras atropellan a una chica que se puso a llamar a Juan y no era Nicole, y vino Marrast como perro de aguas a tallarse en hule o madera, a desesperarse en vías paralelas, a largarse adoptando a mi paredro para siempre por un tiempo, y ojalá nada más, solo que todos los días se muere al lado de un caracol en el Jardín Botánico y de Luxembourg, en cada ciudad que puede ser otra porque todos estamos contaminados por la literatura.
..."después dijo que me amaba y se hundió la gillete Sangró, sangró, sangró, y se reía como loca. No he visto luz ni fuerza viva tan poderosa, de todas ellas ella fue mi frase mas hermosa "
FUERA DE LOS BRAZOS DE UN AMOR... (Extracto)
he muerto muchas veces creyendo y esperando, esperando en un cuarto, la mirada fija en el techo agrietado, esperando un telefonazo; una carta, un toque en la puerta, un sonido...
volviéndome salvaje adentro mientras ella baila con desconocidos en clubes nocturnos...
A ella le gustaba Lucía Etxebarría. Yo podría hacer sangre con eso, pero no lo haré.
Me he acordado de ella, a la que no conozco, por ver a Lucía que no me interesa.
Yo sabía que esos gustos no eran los de él, pero no pregunté.
Cuando lo conocí no sabía que no haría nada, yo al contrario de los perros en verano, creía que lo haría.
Conozco a más gente a las que les gusta hasta la literatura de Lucía. Yo podría hacer un estereotipo de eso, pero no lo haré.
Cuando leo a Lucía me da esa sensación que necesita de dos palabras para expresarla, pero no lo haré.
Yo sabía que quizá él leería esto y no se sabría, y yo tendría que poner el quizá para protegernos a todos.
Me he acordado de cuando fui a La Ventura, solo por las fotos oscuras con francés en frases blancas rotas. Le agradecen a Lucía que no subiera las copas cuando lo compró.
A él le gustaban la culpa y las espinas, yo no sabía que era un personaje, él no sabía que yo me lo estaba inventando, asi que se dejó ser, pero no fue.