viernes, 11 de septiembre de 2009

Cass, mis orígenes

Cass, La chica más guapa de la ciudad

Basada en el cuento de bukoswki, quizás sus poemas y
tal vez más allá del manifiesto surrealista


(Todo con el permiso de la imaginación ).

"Nos gustaba Cass la chica mas guapa de la ciudad
su forma angelical de pisar la nieve
mientras tararea la última estrofa de Dylan.
Su manera tan dulce de guiñar
como si estuviera recitando un poema
o pintándose los labios en el espejo
de cualquier fotografía.

Nos gustaba que tuviera las piernas morenas
y se riera como un Sábado.
Pobre Cass, tenía que morir como una Diosa, nuestra.
Arrollada por un Chevrolet y un repartidor de Coca-Colas
y ahora un policía nos robó todas las lágrimas.

Y ahora la lloramos todos y
enviamos violetas a direcciones inventadas
todas dirigidas todas dirigidas todas dirigidas a Cass,
la chica mas guapa de la ciudad.

Pero solo hemos aprendido
a silbarte una nueva canción
es para tí Cass,
que estabas tan harta de la vida
que te tumbabas desnuda bajo el sol
de las cinco de la tarde.
Es para ti, que nos reprochaste tantas veces
nuestro aire de perritos derrotados

Y ahora la lloramos todos
y enviamos violetas a direcciones inventadas ...
Los autores de la canción son profesores de Universidad de Zaragoza. Jose Luis Rodríguez García. ((Panfleto contra la monarquía: sobre la inutilidad de los reyes (2006). La Esfera de los Libros)). Y Gabriel Sopena Genzor, que produjo su primer disco, y estudia marcos ideológicos y religiosos celtíberos, nada más surrealista.


Así en este camino inverso recorrido desde un CD que me envió Morfeo a una dirección ahora inventada, (tengo la intuición Fernando de habernos encontrado en la blogosfera, siendo ambos otros), llegué de Ismael a Quique, desde aquel programa de Canal Plus en que Quique parecía un ser luminoso y esperanzador al lado del político y nada surrealista Ismael, desde Quique reapareció Fito Páez, y con él otra vez Sabina, pero no era Sabina el de antes, sino Vila-Matas en un París reinventado por la ironía, en que uno podía encontrar a Samuel Beckett en el Jardín de Luxembourg, y yo me lo creo, me creo el encuentro de Borges con Borges, me creo que cada vez que Beckett pasaba una página podía temblar el Jardín entero, más, podía bifurcarse en senderos, en decisiones que uno debe tomar solo, siendo "la desesperación tan grande que ni palabras(...)" Y luego era el estilo decir si nevaba, aunque fuera nieve de mentira. Una mariposa de cartón a una dirección que eran todas las direcciones, un cultivador de Orquídeas que espera sus cajas mientras atropellan a una chica que se puso a llamar a Juan y no era Nicole, y vino Marrast como perro de aguas a tallarse en hule o madera, a desesperarse en vías paralelas, a largarse adoptando a mi paredro para siempre por un tiempo, y ojalá nada más, solo que todos los días se muere al lado de un caracol en el Jardín Botánico y de Luxembourg, en cada ciudad que puede ser otra porque todos estamos contaminados por la literatura.

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