domingo, 5 de febrero de 2006

Hechos de gente

Que yo sea ultrajado y aniquilado,
pero que en un instante, en un ser,
Tu enorme Biblioteca se justifique.

Tres veces, tres, se ha resistido este post. La presión de un público que se precipita, mojado en la inacción. De señales iba. De excentrarse para encontrar el centro, pero ocurrió que nada sucede, como Auden ya pensó, en la inutilidad de las palabras. "Hechos, no palabras", decía el eslogan del PP, creo que en el 1993, luego lo cambiaron por uno menos delator pero sin esa contundencia que en la acción se demuestra. Si aún sirve la intención, no era clara, pero sí distinta, aunque asumo que "lo difuso sigue sin tener ninguna fuerza".

Mientras que las frases se tallen en muebles o en muñecas, con un punzón, un rotulador o un vidrio no podré mirarme sin intención de pasado, sin que las señales sean obvias sólo porque yo las vea. Y cómo salir de esta espiral, círculo vicioso, o simetría dinámica, que suena más a rio, a risa perdida. Hace ya un año le decía, a una de las burbujas que no están, que nisiquiera sabía si el que hubiera un Sentido tendría sentido. Sigo en la esquina de esa calle sin salida, pero yo veo un centro, una burbuja, un París en la mochila de los 17 años, un pliegue que "nadie habrá dejado de observar".

A Punset le libró de la melancolía el "haber ido de obsesión en obsesión". No tenía tiempo para deprimirse. A mi la obsesión no me ha librado de encontrar en todos los caminos agujeros negros, señales que no cambio por ningún deseo innato. ¿Son de Verdad "velos en el corazón" los que me impiden aceptar que "el deseo innato de todo hombre y mujer es la felicidad" y no la justicia?

La Felicidad Hedonista, la Comprometida y la Significativa. La ciencia admite tres niveles de concepto difuso, encontrar la fuerza, los límites de la ciudad, encontrar la salida. ¿Salir de la Ciudad? ¿Encontrar el centro?. Ser Uno con lo que se hace. La teoría M resumida en un restaurante chino seis polvos después de la felicidad primera. Los contornos del anillo de Júpiter, tan imposible como simplicar compromiso a sólo una palabra sin hacer. El significado del gato y su caja, la paradoja de un ser vivo y muerto porque todo es relativo, si no fuera porque hubo un ¿Y? en una playa tras una ecuación de onda imaginada en un muro, tan cerca de la felicidad tercera, ni es que estuvo cerca. Todos hechos de gente.

"Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."

¿Es la justicia una felicidad significativa? ¿Es Una o La? ¿Es mi critero o es universal? ¿Se puede ser Uno? ¿Será mi Culpa si confio? ¿Será un velo si no Creo?. Me han preguntado por el sentido del Blog, por su objetivo, quizá haya que esperar que él solo se justifique, acaso en sus afueras:


(II)
¿Quién?
¿Quién es el dormido?
Si me callo, ¿respira?
Alguien está presente
que duerme en las afueras.

Las afueras son grandes,
abrigadas, profundas.
Lo sé pero, ¿no hay quién
me sepa decir más?

Están casi a la mano
y anochece el camino
sin decirnos en dónde
querríamos dormir.

Pasa el viento. ¿Le llamo?
Si subiera al salón
familiar del octubre
el templado silencio
se aterraría.

Y quizá me asustara
yo también si él me dice
irreparablemente
quién duerme en las afueras.



(IV)

Como la noche no

quiero que tú desciendas,

no quiero cumplimiento

sino revelación.

Desciende hasta mis ojos,

veloz, como la lluvia.

Como el furioso rayo,

irrumpe restallando

mientras quedan las cosas

bajo la luz, inmóviles.

Que no quiero

la dulce caricia dilatada,

sino ese poderoso

abrazo en que romperme.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya entrada, si mi ladybug, deacuerdito en todo. Tengo que romper yo el fuego como de costumbre. Los hechos son de otra gente,y esperamos los tuyos pero me ha gustado lo de la justicia y los justos. Yo creo que es justo que seas feliz. Un saludo

Anónimo dijo...

Pues si las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas. Me voy a esperar el autobus ya me he cansado de estar aqui.

Anónimo dijo...

Aaaaay... Ladybug, qué feliz me haces. Una sonrisa todo el tiempo de la lectura... sí mujer...
Para mí la realidad y mi recuerdo de los hechos no son lo mismo, no sé para el resto.
Creo que la pesada fachada de la realidad no es única (claro), la esencia del recuerdo no es la derivación de los hechos en sí, sino la subsistencia o perduración de apariencias a-isla-das... ¿no?
Dice Borges, (no el tuyo) "Esa poesía es la natural de nuestra ignorancia".
(Anda, no me busques mujer, que no estoy preparada para los hechos ;-) )

Anónimo dijo...

NO entiendo nada. Me retiro del mundanal ruido... o algo.

Ladybug dijo...

He conseguido bajar a Calamaro del escenario de mis penas, que para algo deben servir los "cuadritos histéricos" del señor Mondrian plantados cual hierba en el Prado, más allá del museo claro. Allá los justos con su silencio.

Ladybug dijo...

Dando vueltas al tema, en el curso de mi Desvio, buscando desesperadamente el equilibrio, que quizá no sea esa la palabra, he relacionado realidad, necesidades, Chihiro, lluvia, Tao y cómo sobrevivir con este silencio de distintas cargas. Espero te gusteee ;)

Ladybug dijo...

Mucho mucho ruido. Silencioso ruido.